Amarillo
etimológicamente proviene del latín: amarĕllus
y este a su vez de amārus que
significa áspero, amargo. Otras etimologías señalan que su nombre se origina
del griego amarysso que significa
brillo resplandeciente, referido al sol y al mineral de oro.
El sol en
todas sus representaciones ha sido asociado a este brillante color. Su
magnificencia y poder, fue usada por asociación en muchos símbolos de la
cultura humana de todos los tiempos. Los antiguos incas, mayas y toltecas, cubrían
de chapillas de oro todos los ornamentos rituales.
El amarillo
es a su vez contradictorio, pues así como se asocia al optimismo, a la
diversión y a la amabilidad, por el contrario también suele despertar los
sentimientos del enojo, la mentira y la envidia. La arrogancia y el poder están
asociados a este color.
El color del
Vaticano es el amarillo. Su origen religioso se remonta a la instauración por
parte de los bizantinos y adoptado por la Roma actual.
Goethe en su
teoría de los colores, asocia el amarillo a lo atrayente, a lo positivo, a la
luz solar. Por esta relación con el sol, él manifiesta que es el color más
hermoso del espectro. En su sentido puro, sus características positivas son
apreciables, pero al interactuar con otros colores, comienzan a desfilarse los
aspectos despreciables de su asociación con lo apestoso del azufre o lo
enfermizo del amarillo verdoso, o lo intrigante del amarillo grisáceo.
Para los
políticos es el color de los traidores; dicho significado podría deberse a su
uso en la edad media para identificar a las prostitutas y desterrados sociales.
Para Kandinsky representa la locura violenta.
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Kandinsky y su obra. (véase) |
“El amarillo, contemplado directamente en
cualquier forma geométrica, inquieta al espectador, le molesta y le excita,
descubre un matiz de violencia en su expresión que actúa descarada e insistentemente
sobre su sensibilidad. Esta peculiaridad del amarillo, que tiende siempre a los
tonos más claros, puede acentuarse hasta un nivel de Fuerza y estridencia
insoportables para el ojo y el alma.” Vasily Kandinsky: De lo espiritual
en el arte (Paidós Estética, 24)
El movimiento
impresionista se identificó mucho con este color, pues basaban su movimiento
artístico en la potencia de la luz y su relación con el entorno y dado que el
amarillo es el más brillante de todos los colores, encontramos en las obras más
representativas del movimiento, una amplia utilización de su paleta. Algunos
incluso, usaron solo amarillo en diferentes tonos, para representar sus obras.