Si
alguna vez te han preguntado ¿a qué color político perteneces? Y
no has sabido qué responder, aquí les traigo algunos datos
históricos y culturales al respecto.
El
color es en sí mismo un simbolo y un signo que en este
planteamiento, identifica una ideología o pensamiento político,
cuyos orígenes pueden llegar a ser tan disimiles como el uso que hoy
en día hecen de ellos.
El
espectro político se define en cuatro ejes transversales,
determinados por la derecha y la izquierda y transversalmente por el
comunitarismo y el individualismo, convergiendo todos en el centro.
Este espectro posee una tradición cromática, determinada por el
azul y el rojo (derecha e izquierda) y por el negro y violeta
(individualismo y comunitarismo).
De
ahí que las variaciones y combinaciones con otros colores del
espectro, estén asociadas a muchos otros valores que pueden llegar a
un marcado antagonismo con las propias ideologías. Pero eso lo
dejamos para otra entrega. Hoy hablaremos principalmente de los
colores mencionados.
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Bandera Roja de 5 estrellas |
El
origen del rojo y su asociación con los procesos revolucionarios, se
remonta a la época de la revolución francesa, donde una bandera
roja era utilizada por el régimen monárquico para disolver las
manifestaciones revolucionarias y donde cayeron varios activistas
tras los enfrentamientos. En honor a esos mártires, los
revolucionarios adoptaron la bandera roja como símbolo de su lucha
por sus ideales. Ejemplos de adopción del rojo en sistemas políticos
similares, los encontramos en la bandera de la China comunista o en
bandera de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS). Así mismo algunos partidos políticos de izquierda.
El
azul imperial, originalmente asociado a los conservadores británicos
del siglo XVII es el color que más comúnmente ha sido asociado a la
derecha conservadora mundial. Sin embargo, ha sido adoptado por
partidos de tendencia a la izquierda como es el caso del partido
Demócrata norteamericano. En la actualidad podemos presenciar dichos
contrastes en las distintas manifestaciones públicas de las
tendencias mayoritarias en países como Venezuela, Ecuador, Francia o
España. Sus partidos e ideologías hacen contrastes interesantes
entre el azul y el rojo.
No
obstante, existe también un aspecto negativo muy marcado en épocas
de gran confrontación y exaltación de ideales. Más aún si estamos
en plenos procesos electorales donde los ánimos y la sensibilidad,
tocan extremos de intolerancia suprema. El día de las elecciones “no
uses camisas rojas” me dijo alguien por un mensaje. Definitivamente
y más allá de nuestras ideologías, el color seguirá marcando
nuestras vidas de una manera u otra.
¡Hasta
la próxima semana!
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