Para
el profesor Guillermo Cangahuala,
Docente de la Universidad de Piura, el marketing responde a cuatro
elementos que conseguimos en el arte y ciencias militares: 1) Estimar
la fortaleza del enemigo objetivo. Considerar el apoyo que puede
obtener de sus aliados. Elegir un sólo objetivo cada vez. 2)
Identificar una debilidad en la posición del objetivo y atacarla.
Considerar cuánto tiempo le llevará alinear de nuevo sus recursos
para reforzar este punto. 3) Lanzar el ataque en un frente tan
estrecho como sea posible. El atacante tiene la ventaja de ser capaz
de concentrar todas sus fuerzas en un solo punto. 4) Lanzar el ataque
rápidamente. El elemento sorpresa vale más que muchos ataques
reforzados.
Cree
que las PYME no tienen oportunidad si no se plantea una táctica
junto a un método de comercialización, dado que para obtener
resultados tangibles y verdaderos, el marketing como herramienta de
ataque es fundamental. Su planteamiento lo basa en el libro llamado
Marketing
de la Guerra,
que está dividido en cuatro secciones: ¿Cómo
la estrategia militar y táctica de guerra se puede adaptar a
situaciones de negocios?, ¿Cómo utilizar los principios
fundamentales de militares en las guerras comerciales?, ¿Cómo
lograr nuevos avances creativos y ganar sus guerras de marketing?, y
¿Cómo dar forma estratégica y la alineación de sus propios planes
de negocios?
En
este aspecto muchos han adoptado los universales y consagrados
principios del General Sun Tzu en su “Arte de la Guerra”
trasladando al marketing el mercado como campo de batalla. Lo cual es
muy válido si aplicamos sus principios y trasladamos sus aspectos
que componen tan magnífica obra. Por ejemplo, tomemos una de sus
estrategias y traslademosla al marketing:
Golpear
al enemigo cuando está desordenado. Prepararse contra él cuando
está seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es
más fuerte. Si tu oponente tiene un temperamento colérico, intenta
irritarle. Si es arrogante, trata de fomentar su egoísmo.
Regularmente
como empresa, marca o producto, sabemos y conocemos a nuestro
competidor, a nuestra contraparte. Ello nos obliga a estar pendiente
de su estado. Si tomamos el extracto anterior de Sun Tzu y lo
llevamos al campo del mercadeo, vemos cómo es posible validar su
idea en nuestro campo. El enemigo sería nuestro competidor. Su
seguridad es liderazgo en el mercado. Y así, interpretando cada
aspecto, podemos establecer una estrategia ganadora frente a
cualquier competidor, sin importar su tamaño.
O
esta otra:
Si
estás sitiando una ciudad, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu
ejército durante mucho tiempo en campaña, tus suministros se
agotarán.
Por
ello, el mercadeo obedece a un plan estratégico que merece atender
en detalle y con rigor, todos sus aspectos formales...
¡Hasta
la próxima semana!
*Irving
Vierma
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*Community Manager/SEO